Nada vuelve a la nada
nada aniquila, sino que reduce
cada cosa a sus cuerpos primitivos;
si los principios fueran destructibles,
de nuestra vista luego arrebatado
cada ser pereciera en el momento;
inútil, pues, sería toda fuerza
que turbase la unión de los principios,
y rompiese sus lazos; pero ahora,
porque los elementos son eternos,
sufrir no puede la naturaleza
ponerlos a la vista destruidos,
sino cuando una fuerza extraordinaria
el cuerpo hirió, le penetró y deshizo.
Además, que si el tiempo aniquilase
todo lo que arrebata a nuestros ojos,
acabando con toda la materia,
¿de dónde Venus a sacar volviera
todos los seres a la luz de la vida?
¿Cómo reproducidos la alma tierra
los alimenta, cómo da incremento,
en general los pastos repartiendo?
¿Cómo los ríos y las fuentes bellas
de tan lejos al mar tributarían?
¿Cómo el éter sustenta las estrellas?
pues si los elementos son mortales,
tantos siglos y días deberían
haber todas las cosas consumido:
luego son inmortales los principios,
si la naturaleza los obliga
a las reproducciones de los seres:
ninguna cosa puede aniquilarse.
LUCRECIO De rerum natura