Epílogo

Porque yo digo que en el sufrimiento se cumple la naturaleza de los hombres, su orgullo y su juicio y digo que en el sufrimiento está la fuente de los mil caños de donde nacen los torrentes del conocimiento y lo digo para estar preparado para ejercer en mi cuerpo el exceso y la pasión y lo desmesurado pues de ese modo se averiguan los límites del dolor y el placer. Lo digo y yo sé lo que digo que el árbol no conoce, la piedra no conoce pero los que conocen dijeron al dolor "Bien venido compañero" abrazados a él tras esperarlo y desearlo. Es así que con dolor se abre el cráneo de Júpiter y con dolor la llovizna desmenuza las nubes la simetría rompe la tierra y el río graba su nombre en la carne de los desfiladeros deja el glaciar su rastro de desolación y los ciervos se astillan unos contra los otros el oso se levanta al atacar y el búho de Atenea vuela al anochecer. Y en ese sufrimiento comienza el sueño (de muy lejos se llega muy lejos se camina aquí y allí no seremos los mismos ni tampoco distintos) Y esto es así continuamente una tras otra vez hasta que se recorre la distancia entre el ser y la nada (entonces, al extender la sábana alguien habla de flores y sudario la almohada se confunde con la tierra mohosa y en el silencio eterno abrazamos a nuestro errante compañero)