Actualmente nos encontramos en una sociedad muy compleja, con escasez de referentes y espacios de reflexión.

El pensamiento crítico es una dimensión fundamental dentro de una sociedad democrática, ya que fomenta la maduración y el espíritu de cooperación.

Creemos que el pensamiento crítico debe ir acompañado de conocimiento, maduración, respeto y responsabilidad.

Cada vez somos más conscientes de la importancia de nuestro estilo de vida y de sus repercusiones en el medio ambiente. Sin embargo, la filosofía nos invita a dar un paso más y profundizar en esta mirada, señalándonos otra forma de pensar y vivir: la ecofilosofía.

Podemos entender la ecofilosofía como una nueva cosmovisión crítica con la cosmovisión materialista, mecanicista y androcéntrica de nuestro presente, responsable de nuestro estilo de vida y del tipo de relación con la naturaleza.

¿Qué reivindica el feminismo? ¿Qué es el patriarcado? ¿Cómo nos afecta? ¿Cómo construye el género y los roles e identidades sexuales?

Éstas son algunas de las preguntas que hoy merecen un tiempo de reflexión, difusión, debate y aprendizaje.

El feminismo lleva ya un recorrido reflexionando sobre el papel de las mujeres, criticando al patriarcado, al machismo, etc. Tal y como criticó Simone de Beavoir, por los hombres, la cuestión del género es cosa, únicamente, de mujeres. Sin embargo, hace ya unos años se empieza a hablar de cómo el patriarcado también construye y afecta al rol de la masculinidad. Ver cómo lo hace, cómo construye una masculinidad homogénea y las repercusiones que genera nos parece imprescindible para seguir reivindicando y profundizando en un mundo más respetuoso, igualitario y libre.

Desde la filosofía contemporánea es bastante extendido entender nuestra sociedad y la dinámica que impera como un contexto donde se predispone al individuo a un rendimiento extenuante y una exposición constante a las redes, esto hace que como repercusiones más destacables podamos señalar el cansancio, la soledad y la ansiedad.

Creemos indispensable poder ofrecer una mirada filosófica a lo que llamamos ansiedad y que, a menudo, identificamos como una forma de pensar veloz y alarmante, muy afín al contexto en el que vivimos.

Uno de los pilares fundamentales de la filosofía ha sido siempre el autoconocimiento, es decir, encaminar a la persona hacia sí misma para reconocer en ella qué creencias tiene y la condicionan; cómo siente; cómo se relaciona; qué valores le mueven; etc. Gracias a esta mirada dirigida a uno mismo se alcanza la mayoría de edad kantiana y se encamina a la persona a vivir con madurez y responsabilidad.

Por otra parte, constatamos que somos una sociedad muy racional que le cuesta identificar, hablar y convivir con el mundo emocional y sentimental. Por eso, nos parece básica poder dedicar un espacio a abordar esta dimensión humana para poner luz y aprender de ella. Emociones como el miedo, la rabia o la tristeza suelen ser identificadas como desagradables y tendemos como cultura a amargarlas y reprimirlas. Poder abordarlas desde una perspectiva filosófica puede ser un buen abordaje para visibilizar, escuchar, liberar y aprender a convivir de forma más madura.

Partimos de la observación de ser una sociedad individualista y con poco recorrido en la educación relacional y la convivencia, el aprendizaje y la resolución de los conflictos que generan las propias relaciones.

Todo grupo humano, también en las escuelas, vive situaciones de conflictos, visibles o camufladas, que pueden dar lugar a situaciones estancadas, marginaciones, etc.

Creemos oportuno generar espacios donde poder hablar de situaciones conflictos para visibilizarlas, hablar y encontrar caminos, a través del diálogo, para su resolución.

La filosofía tiene una forma capacidad de mediar, puesto que se apoya en una amplia experiencia de escucha, crítica y diálogo.